Para mí, mi nuevo año empieza hoy. Ayer también. Mañana probablemente también. Pero vale, es 9 de Enero y vamos a jugar a que empieza un nuevo año.
Hacía un tiempo que no pasaba por aquí y hoy, tras hojear dos o tres post en la redes sociales pensé que alguien los había encadenado para hacerme reflexionar sobre el mundo y nuestra posición en él. Me explico. En el primero de ellos, colgaban un video donde se hace un símil creando un planeta en el que sólo hay 100 habitantes, pero con las mismas proporciones que en el nuestro. Os podéis imaginar lo que sale de ahí… La mayoría seríamos asíaticos, no cristianos, 80 % en la pobreza y sin saber leer y casi toda la riqueza estaría repartida entre 6 de ellos. Terrible, ¿no? Pero lo más terrible no es esta realidad en la que vivimos, en la que por tener un techo, comida y ropa con la que vestir y un mínimo de educación somos unos privilegiados. Lo que más me asusta es que probablemente al leer esto has pensado que ya lo sabías, que ya lo habías oído otras veces, que “oye, es verdad, cuánta gente hay peor que nosotros, en países en guerra, niños muriendo de hambre… y nosotros tanto quejarnos”, pero LO HABÍAS OLVIDADO. No en plan “ay, que se me olvidó”… no, más bien anulando de tu vida diaria esta terrible realidad para poder seguir autocompadeciéndote, para poder seguir quejándote de tu trabajo, de no poder salir más al cine o a cenar, de no poder hacer muchos viajes, de que quieres renovar tu armario… Eso es lo que me asusta, que tengamos esa increíble habilidad de olvidar nuestro deber de mirar las cosas con perspectiva y no desde nuestro diminuto mundo insignificante. La siguiente cosa que leo es un alumno atacando a unos antiguos profesores de la Universidad de Ciencias Políticas que ahora están en el gobierno, acusándoles de radicales. Explicando que durante su etapa de docentes, habían convertido la Universidad complutense de Madrid en un mundo experimental donde sólo tenían cabida las ideas marxistas y progres de la ultraizquierda, que se manipulaba y extorsionaba a los alumnos, y que prácticamente escupían a todo aquel que pronunciara la palabra “capitalismo”. Y me pregunto: “¿En serio?”. Y ocurre algo en mí que supongo que ocurre en todos nosotros: somos manipulados y cambiados para siempre en nuestra percepción de los demás por la información. No sé si es verdad o no lo que cuenta este alumno, pero a partir de ahora siempre tendré esta historia en mi mente y lo peor de todo, no sabré si es cierto o no porque cuando alguien del otro bando me explique su punto de vista, probablemente será todo lo contrario. Vivimos en un mundo de confrontación de ideas en lugar de aunar puntos de vistas. Sinceramente no puedo creerme que existan tantas verdades opuestas. La verdad surge cuando miramos con perspectiva todos los puntos de vista y encontramos el nexo de unión entre ellos. Por último leo una historia de un padre empresario y su joven hija estudiante que cree en el comunismo. Le pregunta el padre a la hija que qué tal sus notas. Ella le dice que de 10 todas porque no sale nunca y estudia sin parar. Le pregunta por las notas de una amiga y ella le dice que regular, de media 6, porque suele salir los fines de semana y viajar y así claro, no se puede. Entonces el padre le propone que le ceda 2 puntos a su amiga para que las dos tengas una buena nota de 8. La hija contesta que ni loca, que no va a dar los puntos que ella ha conseguido con tanto sacrificio a una holgazana. El padre le dice entonces: “Bienvenida hija al capitalismo”. Probablemente sea un cuento algo estúpido y no sea la respuesta sobre cuál es el régimen ideal para esta sociedad. Pero estoy convencido de que este cuento es capaz de convencer al 80% de la población de que el comunismo es el infierno. De nuevo la información nos manipula y nos atonta. Dejamos de mirar la luna para mirar el dedo que apunta hacia ella. Nos impiden analizar y meditar sobre las opciones que nos harían comprender que probablemente nadie quiere ser comunista hoy en día, sino eliminar las injusticias que hay en el capitalismo; que es posible exportar las mejoras ideas y lo que funciona de cada sistema para hacer un sistema mejor. Pero eso no le interesa a quienes nos dominan. Eso sería permitirnos mirar con perspectiva, pero la realidad es que nos adiestran para actuar como seres programados que reaccionan al estímulo del bombo y platillo en favor de nuestro propio beneficio, en lugar de enseñarnos y permitirnos reflexionar y actuar por el bien común. En realidad en todas las historias hay un hilo conductor: somos seres egoístas y probablemente tenemos lo que merecemos. Me pregunto si un día llegáramos a repartir la riqueza y nos tocara a nosotros desprendernos de lo que tenemos en favor de los que no tienen, si no entraríamos en cólera y nos negaríamos. Me pregunto también cuántos habrían que al recibir la riqueza de otros sin hacer nada, pensarían que quieren aprovecharse de esa situación y continuar recibiendo de los demás sin esforzarse y luchar por aportar más a este mundo. Me pregunto si esto no está ocurriendo ya… Por eso creo que cambiar el sistema es sólo el comienzo. Tenemos que cambiar nuestra conciencia y construir en alma común que nos hermane a todos los seres humanos. Algún día, dentro de mucho, sé que eso no será una utopía. Palabra de Human.
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Juan Lobón
The human, o la soportable levedad de ser simplemente uno mismo Archivos
Diciembre 2020
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